noviembre 27, 2006

Fe dominguera


Domingo, 06:45. Repican las campanas del templo, anunciando desde su resonante oquedad de bronce el pronto inicio de la primera liturgia dominical. Los vecinos, maldiciendo la bendición de colindar con una de las propiedades de la Santa Iglesia Católica, Apostólica y Romana, se deslagañan los ojos, resignados y acostumbrados a los bullicios de la fe.

07:00. Con notoria satisfacción, pues se ha batido el record de concurrencia, el cura observa a las diecisiete ancianas que murmuran contrapunteando la oración correspondiente a la última bolita del rosario. La primera misa no cuenta con el apoyo musical de los muchachitos guitarreros que todos los domingos, sagradamente, ofrendan su talento al altísimo, no tanto por fe, como por preferir el sermón litúrgico al paterno, ya que después de haber farreado viernes y sábado, la armonía familiar sólo puede recomponerse con esa demostración de apego a los valores cristianos. Sin embargo, su ausencia pasa desapercibida, no sólo porque el párroco demuestra sus dotes de barítono interpretando a capela los cánticos tradicionales con su grave voz amplificada por los parlantes prendidos en cada pilar del templo, sino también por las agudas voces de las doñitas que, quién sabe por qué, siempre juegan a la soprano recurriendo al falsete para lograr registros inverosímiles. Cualquier escéptico, cualquier hombre de ciencia que no cree en las virtudes curativas de la fe, tendría que revisar su postura al apreciar cómo esos diecisiete frágiles cuerpos que entraron arrastrando los pies, se precipitan en carrera hacia el altar cuando el sacerdote anuncia la comunión, como si la primera hostia fuese la más rica, la más bendita o la menos guardada. “Yo sé lo que te digo –me comentaba un amigo–, no ve que mi primo es cura, y él me ha contado que la primera hostia viene cargadita; es que como los cristianos les estaban quitando feligreses, los padres se han tenido que idear formas de retener a sus creyentes”. Honestamente, no creo que esa versión sea cierta; bueno, no quiero creerlo, pues no me gusta imaginar a mi abuela desesperada por colearse en la iglesia.

08:45. El bronce vuelve a rugir para recordar, a quienes ya están despiertos, que tienen otra oportunidad para acudir al templo y escuchar cuán pecadores son; a quienes aún duermen, les recuerda que deben trasladarse lo más pronto posible.

09:00. El cura, sin haber encontrado nunca a alguien que pudiera darle una respuesta coherente, vuelve a preguntarse por qué carajos tiene que haber misa de nueve los domingos, si es sabido por todos que a esa hora no viene nadie. Pero antes de caer en otros pecaminosos cuestionamientos, se da un golpe en el pecho para castigarse por semejante herejía, e inicia el ritual para las dos viejitas que, seguramente queriendo el repete de hostia, siguen es sus bancas desde la siete.

10:45. La ciudad comienza a despertar en serio, las campanas apenas se hacen escuchar en medio del ruido de motores, bocinas, llantos, “helaaaaaaaados, heladiiiiito, helaaaaados”, “ssssalteeeeeñas, tucumaaaaanas”, etc. Con ropa dominguera, las familias católicas salen del hogar para renovar su fe.

11:00. La iglesia está atiborrada de fieles. Hay cierto aroma en el ambiente que trae a la memoria el olor cervecero de las cantinas del centro. Tal vez en otro país, la imagen de la concurrencia sería interpretada como una conmovedora muestra de fervor religioso, pues los ojos colorados deberían su tonalidad a llanto provocado por la emotividad de la ceremonia; sin embargo, aquí, la rojiza apariencia ocular se debe al chaqui colectivo originado por el metanol sabatino. Al finalizar la eucaristía, como buenos cholos, los maridos católicos cargarán con su familia hasta algún restaurante para darle un día de descanso a su esposa, y se secarán una cerveza helada con la esperanza de nivelar la sangre y recomponer el cuerpo, antes de comenzar a tragar la comida con apetito extremo y modales reducidos.

20:30. Casi empujado por el sacristán, el último feligrés sale de la iglesia tratando de sumergir su mano en la fuente del agua bendita, a esas horas ya bastante turbia, sin poder lograrlo, pues el ayuco parroquial hace valer su autoridad eclesiástica para desalojarlo del templo con impaciencia farisea y brusquedad filistea. Antes de escuchar algún reclamo, cierra el enorme portón y se dirige a la sacristía para liberarse del atuendo monaguillesco. Está muy cansado, prefiere posponer las labores de limpieza hasta el día siguiente. Eso sí, apaga las velas de todos los altares y recoge todos los residuos en una bolsa, pues a él le sirven como materia prima en la producción de cirios, negocio en el que se desenvuelve con sagacidad judía desde hace tres años. Se acerca al altar principal, desenchufa el entramado luminario y, solemnemente, se pone de hinojos para persignarse tres veces, despidiéndose así del Cristo crucificado, antes de enfilar hacia la calle con un buen surtido de hostias especiales en el bolsillo.

14 comentarios:

  1. ¿Estamos ante una versión boliviana de la célebre frase del querídismo Charles Marx: "La religión es el opio de los pueblos"? Mmm podría ser, pero antes la Felcn tendrá que hacer los análisis respectivos a las primeras hostias. O en su defecto, tendremos que sacarnos la duda asistiendo temprano a la misa y comprobar si la ferviente devoción de la dulces beatas no se debe a estupefacientes razones religiosas.
    Amén

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  2. Se te olvidó mencionar que el cura no se dá mucha cuenta del chaqui colectivo porque de copa en copa y de misa en misa termina el en pedo...en santo pedo, pero borracho al fin.
    Salud.

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  3. Bueno, Pablo, la próxima reunión bloguera, que seguro se prolongará hasta el domingo, es una buena ocasión para verificar la teoría.

    Puede ser Marco, pero si lo de las hostias especiales es cierto, el cura está chanchullando todo el tiempo, por lo que jamás se emborracha.

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  4. ahh la ceremonia dominguera, solía envidiar a los changos que salen bien peinaditos y bañaditos en domingo a las 9 cuando uno usualmente se está recogiendo , con la promesa interna de que el siguiente domingo yo tendría el cabello mojadito, la camisa dominguera y el pantalon de tela, como si eso me limpiara de mis pecados...

    por suerte hay la confesión y la expiación de los pecados, si este finde me animo voy a LPZ, y el domingo nos vamos todos a misa de 9 para que haya gente...

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  5. No, Ron, tus pecados no se limpian ni con lavandina; pero apoyo lo de la misa de 9, y como todavía no hay música sacra a esas horas, podemos llevar un disquito de VOX DEI para amenizar la misa.

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  6. ajá!!!, no será que por eso también hay tanto joven en las misas mañaneras del domingo?...

    mmmmmmm..... creo que me voy a tener que volver más devota.... jajajaja

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  7. Bueno, cuando era chango me decían que las hostias estaban hechas con la grasa que roban los K`ari k`aris y si es cierto y a alguien como el Ron por ejemplo se queda dormido y le sacan la grasa (sin necesidad de campanilla ni rezo) imaginense la cantidad de substancias que tendria la hostia que hagan con dicha grasa. un alucinogeno total, capaz de hacer ver al mismisimo señor brindando con nosotros, o no!!

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  8. ahh! y por cierto va habrá, reunión para esperar a la capsula, y si va a haber, ojala sea viernes por que se casa mi tía solterona y me daría una pena fatar a su boda pero lo haré!!!!!!!!!!

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  9. me sumo a la pregunta de roxana en los comment anteriores,los que no tenemos blog pero nos la pasamos comentando calificamos para la reuniòn o nos han excluido en un claro movimiento elitista de creadores vs. comentadores?

    P.D. BUENAS LAS FOTOS,yo creîa que lo dela reunion era fato...ademas tengo tuca de que se me aparezca una viudita por la jaen...

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  10. Interesante forma de reunir fieles che. Como yo solo voy a misa cuando se casa alguien, no corro peligro de volverme devotadicta.

    En cuanto a lo del Viernes, es en serio no?. Estare a la espera de saber cual es el lugar del encuentro muchachos, ademas que las he "raleado" a mis tias por conocerlos a ustedes asi que no me fallen!

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  11. Ya llego, ya llegué!!!

    Justo lo que necesitaba para hoy..un porquito de risitas..y es que uno sabe de las realidades; pero no repara en darse cuenta hasta que las escucha o las lee..
    Y que cosa más bonita que leerlas de su mano.

    Estoy contigo Marco..cómo más haría el pobre cura para escupir la misma homilía todo el Santo Día (literalmente)..

    Hace tanto que no voy a misa...ya me dieron ganas..

    Besos...

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  12. Sakura: Puede ser, che. En todo caso, si confirmas la veracidad de la historia, noquealo al cura y robate las hostias.

    Perro: Y no sólo con la grasa del Ron; por lo que pude apreciar el viernes, varios están en la mira del ancestral precursor de la liposucción. Ah, y sí, el viernes habrá la segunda toma(da) de la farra bloguera urbandina, ya envié un mail a todos.

    Hollbruck: Claro que están invitados a la segunda toma(da). Sería ideal que me manden un mail para poder enviarles mayores informes. Y no tengas miedo a las viuditas, menos a las ardientes...

    Cápsula: Por lo menos vas a esas misas, yo conozco a ciertos mangueros que sólo se aparecen en la fiesta, sin haber enviado regalo, se chupan la madre e incluso algunos coquetean con la novia. Y el viernes, ¡fija!

    Doña Pao: Ya que USTED es tan formal, deberé responderle de igual manera, pues mis urbandinos modales así me lo exigen. Es causa de infinita alegría que su tierno espíritu haya sido inspirado por mi humilde escrito y se encuentre motivada a retornar al recto camino de la fe. Suyo con devoción: YO.

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  13. bueno no es solo la grasa, mas bien tengo otras cualidades qeu hacen subir la temperatura a 40 grados y mas...

    jeje

    espero que pueda llegar este finde tambien, sino, pues le metemos acá una reunión de blogers del cambao en DON POLY o en el JACHA URU

    un saludo a todos

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  14. yo no lo decía por la grasa, sino por el trago, imaginate que harían de mi, 80 kilos de hostias toxicas.

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