Hace algunos años, en la Plaza Avaroa, un grupo de muchachos festivos, seguramente ya sin plata para seguir bebiendo, decidieron jugar un partidito de fútbol. Yo he estado borracho muchas veces (pero así, borraaaaaaacho, shempre), por eso sé que el alcohol perjudica el sentido de la vista, de tal forma que entendí, sin hacerme ningún lío, que esos púberes, ebrios como estaban, me confundiesen con un balón y pusiesen en práctica su decisión. Y el partido ha debido estar bien disputado, porque yo no rodaba mucho: los de este lado pateaban, yo daba una vueltita y, zas, ya pateaban los contrarios. Comprensiblemente, como el partido se había estancado en la media cancha, alguno ha debido perder los estribos y agarró el balón (o sea a mí) con las manos, zarandeándolo de manera antideportiva. Obviamente, como buen futbolero, hice notar que eso era “mano” y no estaba permitido en el fútbol; entonces, auto-promoviéndome de balón a árbitro, le dije al infractor: “yastá, te has jodido, estás expulsado”. Entre todos los jugadores se miraron con cara de cojudos (ahora que lo pienso, su reacción fue normal, quién no se quedaría cojudo si, de repente, una pelota se volviera árbitro) y el expulsado, con un cinismo digno de futbolista argentino, me encaró diciendo: “Qué pasa’ps chango, ¿borracho estás?” Luego de carcajear por su ocurrencia, le respondí: “¡Yaaaaa! El burro hablando de orejas”. Como el cuatecito, además de estar ebrio, seguro era un tantito ignorante, no entendió el refrán y creyó que le estaba insultando. “Quién es burro, carajo, quién, a ver, quién, en mi cara dime, a ver dime, dimeeeee”; así me insistió el malcriado, tufeándome los aromas de la chorrellana de mediodía, cosa que no sólo me asqueó, sino que consiguió disipar mi buen ánimo, infundiéndome unas ganas irreprimibles de venganza, por lo que, igualito, encarándolo, bien cerquita, para que se asfixie con mi aliento a chorizo del Merlan, cumplí su petición: “Bu – rro, eres un buuuu – rrooo, ¿yastás happy?”. Esos chorizos del Merlan son, pues, armas mortales una vez digeridos, porque el tipito, convulsionándose por las arcadas que le provocó mi respuesta, se alejó corriendo para devolverle a la madre tierra lo que de ella había salido (las cebollas, claro). Y yo, cholo urbandino, ufano por haber vencido el duelo de alitosis, inflé el pecho y, con la mirada, les comuniqué a los otros críos: “Y ahora, ¿quién es el papá?” Recién entonces descubrí que tenía poderes telepáticos, porque todititos me habían entendido y, como buenos cholos, no aceptaron la provocación, ni siquiera cuando intenté arreglar las cosas, “¡yaaaaa!, jodita era”, diciendo, “cómo se van a rayar así, ¿acaso no somos cuates?”. Dándome cuenta de que ya no había forma de contener a la turba, hice un último intento por salvar el pellejo: “Ya ya ya ya ya ya yaaa, basta che, ya estuvo buena la broma, pendejitos, mejor desaparezcan, si no, voy a tener que hacer una demostración de Jiu-Jitsu brasilero”. Y me puse, o supongo que lo hice, en una postura idéntica a la que Bruce Lee recurría antes de reventar a cuarenta chinos. Sin embargo, yo no contaba con que estos chango fuesen cinta negras-tercer dan en Tiku-Du y Way-Kean-Do. La cosa se puso brava y ahorita podría estar muerto y enterrando, soportando que el Ganja venga a profanar mi sepulcro para llevarse recuerdos, de no haber aparecido en escena varios policías, quienes, no satisfechos con haberme salvado, me embarcaron en un radio taxi, recomendándole al chofer que no corra mucho. A esas alturas, ya eran las 8:30 de la mañana; había farreado como diez horas, y sumándole a eso el ejercicio que realicé con los festivos muchachos, no fue nada raro que me quedase dormido, no sin antes hacerle recitar mi dirección al chofer, para asegurarme que no se perdiera. Cuando desperté, tirado en la calzada, sin zapatos, chamarra, billetera, ni celular, confirmé algo que ya sabía desde hace mucho, pero que, con mi habitual tendencia a dar oportunidades, había preferido no tomar en cuenta: Jamás, pero jamás de los jamases, se debe confiar en los taxistas.
Y toda esta cháchara se debe a que, hace algunos días, respondiendo a un post, dije que los policías estaban metidos en N clases de negocios turbios. Obviamente, hay policías corruptos, lo cual no implica que todos lo sean. Personalmente, nunca tuve ningún inconveniente con ellos; es más, en similares situaciones a la que acabo de narrarles, los policías, cual chapulines, aparecieron providencialmente para salvar mi vida o, quién sabe, mi honra. Por tanto, me disculpo por la generalización que, tan ingratamente, realicé. Pero, eso sí, de los taxistas no me disculpo, ni lo haré, porque he sido víctima de sus “travesuras” muchas veces. Sobre eso, ya les contaré en otra ocasión.
Debo confesar que no les tengo fe a ninguno de los dos, taxistas y paquitos, pero es muy cierto... no vale la pena generalizar.
ResponderBorrarY cómo ya estás, después de semejante partido de futbol?
jajajaj me matas querido, jaja way-kean-do jaja nosotros también éramos expertos en eso de changos (cobardes la verdad, muy cobardes, solo nos gustaban las campales)Y bueno, de lo que estoy orgulloso es que en tarija los taxistas -casi todos- son buenos tipos, te compran cosas, hacen mandados, te traen lo que pidas (alquilan hasta guitarras por radio movil) y lo mejor de todo: la carrera cuesta 3 pesos!!
ResponderBorrarjeje, excelente post...
Gracias a ti, querido Estido, fui reprendida muy duramente por mis carcajadas, la familia entera despertó asustada y se enteraron que te habían sacau la infundia en la Avaroa, o sea que te hicieron bailar como a pelota de fútbol jajaja...más bien no te usaron de arco...no? jauaju (ya me salió lo san roqueña.)
ResponderBorrarY sí, los taxistas aquí en Tarija, son muy buenos tipos, no se molestan ni por que les calientas la oreja ni por q les haces saber qué almorzaste ese día. Los paquitos, hacen no más su trabajo, a veces se molestan con los parroquianos de la plazuela Sucre...
No quise generalizar...en todo lau se cuecen habas
Abrazos...a no estas mal herido.
Bueno, Sakura, eso pasó hace unos cuatro años, o sea que ya estoy bien. Además, ya me acostumbré a la silla de ruedas.
ResponderBorrarSí, Marco, los taxista chapacos son una maravilla. Me acuerdo que la primera vez que fui a visitar a mi madre, la muy desnaturalizada se había olvidado que yo iba; entonces, imáginate, un cholito urbandino, con su timidez a cuestas, y diez pesos en el bolsillo, solito solo en el aeropuerto, sin saber (poder) a quíén pedir auxilio... Pero, bueno, me armé de valor y me acerqué a un taxista para pedirle que me lleve a las oficinas del Lloyd; en el trayecto, le conté mi triste historia de huérfano temporal, así como queriendo conmoverlo por si acaso necesitara un techo donde me cobijaran esa noche, y para mi sorpresa, el taxista me dijo: "¿Vo sos el hijo de doña Charo? Pero, debías haber hablau antes, y no gastabamos gasolina al cuete". Y me llevó hasta la casa materna. Ahí aprendí que en Tarija no necesitas saber las direcciones, basta con que digas el nombre del dueño de casa o, mejor aún, el apodo, y el taxista te lleva directito.
Oye, Ro, qué es eso de estar revelando mis secretos a la familia. Además, no me han sacdo la infundia, sólo hemos jugado fútbol, cada cual en su puesto y asumiendo el rol que le había tocado. Caramba, che, todo lo distorcionan.
Bueno querido Estido... como siempre tomándolo todo con filosofía...
ResponderBorrarGracias por especificar que fue hace 4 años, ya estaba por darte unas curitas para las rasmilladuras... =)
Ay Estido, porqué serán tan estes ustedes los amantes de la noche no? Yo creo que tienes tu ángel de la guarda que te ha debido salvar en más de una oportunidad.
ResponderBorrarY muy de acuerdo contigo en eso de que no es bueno generalizar.
Saludos y ojalá nos veamos pronto en Chuquiago Marka.
Cuate me has hecho cagar de risa, más bien que los canas esos buenos tipos no te han pateado y hechado gas pimienta por abusar a pandilleros.
ResponderBorrarMe has hecho recuerdo a esas chupas en la Zapla Avaroa...
Prometo que si mueres antes no me robaré nada de tu nicho, no quiero que tu alitosis a fricacho de ultratumba me despierte de madrugada
Saludos
Paul
Pucha, hay que tener cuidado. El domingo (tipo 6 de la matina) había un chango botado afuera del manga, mis amigos (tan bondadosos ellos) lo trataron de alzar, pero parece que el alcohol afecta los músculos, no podían. Tuve que entrar nomás y lo levantamos, bien mala voluntad son mis amigos (he pensado, mientras levantaba al tipito), todo porque estabamos apurados, dizque íbamos a bailar morenada en mi casa. La cosa es que digo pobre tipo pero nada, no reaccionaba. Entonces dijé: nos llevaremos su billetera y su celular! (para que habré dicho eso, todos los de la calle me alejaron del tipo) mi intención era llevarme sus cosas y llamarlo al día siguiente para devolverselás, pero todo mal. Cuando no hay ángel no hay ángel nomás...el tipo ya no tenía sus cosas. No tenía nada, y esos no fueron ni taxistas, ni pacos. El pobre tipo ni de pelota servía.
ResponderBorrarMe he reído un montón con tu post, y me he acordado del tipo, que habrá sido de su vida che...
Sakura: ¿Para qué curitas? Mejor aceitito para las ruedas...
ResponderBorrarCápsula: No sé, che. Quizá tenga un ángel, o más bien, quizá lo tuve, pero seguro mis demonios le han hecho sangrar de la nariz y el marica se ha escapado para siempre. Ah, y que no sea un ojalá, dile al panzón que ya necesitan unas vacaciones.
Ganja: Viejo, con repete le había cascado, o sea que, voy a eliminar la dupli. Yo prometo que si mueres antes, voy a picar a tu casa para robarme tus libros; luego en compensación, para Todos Santos te lo voy a armar una mesita con harto, pero haaaaaarto, trago, ¿ya?
Dann: Me has debido ver, y yo a ti también; tan grande no es el hueco. Gracias por la visita.
Vero: ¿No habré sido yo? Porque algunos días, aunque tempranito me acuesto, al día siguiente amanezco con chaqui y dolores corporales, por lo que ya estoy presumiendo que sonámbulo debo ser.
Con esa frase de que tus demonios han espantado a tú ángel me he acordado de uno de los cuentos del Victor Hugo, cuando ha muerto su angel de la guarda. Es uno de mis favoritos.
ResponderBorrarAh, y mi panzoncito está laburando en LPZ city hasta Febrero, así que en Nov. me toca ir de visita por una semanita si Dios quiere.
jajaja Estido, me hiciste reír, estaba en el trabajo y me reía sola como loca mirando el monitor.
ResponderBorrarChe tanto así son los efectos del alcohol?? jajaja hasta en pelota te convertiste...En qué te convertirás en la próximo estado etílico? jejee
Che y es cierto con eso de que no debemos generalizar, aunque es cierto que la mala fama por unos pocos hace que se marque a todos. Pero por las dudas yo no confío ni en policías ni en los taxistas alguno será que es honesto, y de hecho hace poco los policías se portaron muy bien conmigo, pero de todos modos, aún eso no me saca la desconfianza.. Es que una vez un policía estaba forzando la puerta del departamento de mis viejos y cuando lo pescamos con las manos en la masa, se excusó diciendo que los jóvenes con quienes estaba, le dijeron que era ahí donde vivían y que él como era grandote abriera la puerta pq estaba atorada jajaa.. obviamente los otros policías que lo agarraron, tuvieron que lleváraselo preso, y tan fea había sido la metida de pata de este tipo que mandó a su esposa a hablar con mi mamá para que levante la denuncia, porque le iban a dar de baja y éste tenía una familia. En fin.. mi mamá no retiró la denuncia, después de todo si era policía.. por qué no pensó antes en su familia no?
Lástima por quienes realmente son honestos, que los hay los hay..
Cápsula: Entonces tal vez era el panzón quien estaba tirado fuera del Manga, y al que la Vero-Vero quiso bolsiquear, dizque, para "guardárselo" sus cosas, aunque otro "samaritano" le privó de su buena acción.
ResponderBorrarLilián: Aclaremos; en primer lugar, yo no me convertí en pelota, me convirtieron. En segundo lugar, mi estado no era etílico, sino metílico. Y en ese estado, lo máximo a lo que he llegado a convertirme es en bulto; bueno, bultito.
Bueno tu blog che. Recien nomás lo estoy viendo, !por qué no avisas pues!
ResponderBorrar¡Roberto! Qué gusto, viejo. Recién he puesto el blog hace un par de meses; además, como ya no voy por la Carrera, difícil avisar. Pero el 1º de noviembre, firme en el Preste de Literatura. Ya nos estamos leyendo.
ResponderBorrarPor lo que mis disminuidas neuronas me permiten entender, o tu madre vive en Tarija, o es chapaca... si lo segundo es verdad, no hay donde le erres... ya decía yo que algo en esa religiosidad/mística alcoholera tenía algo que me recordaba las bodegas del pago. Ponele sangre a tu vino...
ResponderBorrarPd: El nuevo diseño está espectacular. Lueguito leo los nuevos post. Un abrazo. Salud.
No Marco, mi madre es paceña, pero así paceeeeeeeeña. Lo que pasa es que vivió tres años en Tarija por motivos laborales, y yo la iba a visitar en vacaciones.
ResponderBorrartus cronicas me recuerdan a algunas experiencia que he vivido en esta ciudad de los anillos, aunque claro no llegan a alcanzar la picardia y la gracia de las tuyas. buen gusto estetico, mucha creatividad y humor en tus post y sobre todo una critica a algunos males tan propios de las urbes como la prostitucion, las pandillas, el alcoholismo. segui asi
ResponderBorrare: gracias por tus comentarios. Ojalá sigas visitando estas crónicas urbandinas.
ResponderBorrarWarikasaya, imagino que atigrado, ¿no? Gracias por la visita, eres bienvenido. Vuelve siempre.
ResponderBorrarGracias a ti por visitarme, Warikasaya. ¡Viva el TIGRE carajo!
ResponderBorrar